domingo, 19 de agosto de 2012

Sábado con ola de calor

Estamos teniendo una ola de calor aquí en Tulipandia. Cuando normalmente el promedio de temperatura en agosto es de unos 18º-22º, una temperatura civilizada, ayer avisaban que se iban a alcanzar los 34º, algo inaudito aquí. Como por suerte esto ha coincidido con fin de semana, la gente ha decidido combatir el calor yéndose a los parques, refugiándose en terrazas, concentrándose en las fuentes y supongo que muchos cogiendo un tren y yéndose a la costa.

Como los sábados en el sector inmobiliario no trabaja nadie, decidimos que nos tomábamos el día con calma y nos fuimos a pasear por la ciudad. Cargamos las alforjas de las bicis con todo lo necesario para un picnic y hasta bañador para Javi y nos fuimos a la zona de Jordaan, donde aparcamos en una calle residencial en la que había muchas Bakfiets (bicis con carreta o cajón grande para carga). Son carísimas pero tras veinte días aquí empiezo a pensar que es una buena inversión porque te caben dos críos y todos los trastos, y es mucho más rápida y fácil de cargar y descargar que llevar alforjas, cestas, mochilas y sillitas individuales; un solo adulto puede llevar mucho con menos esfuerzo que repartiéndolo todo en una bici corriente. Además se les puede poner toldo para cuando hace frío o llueve, con lo que los niños van mejor. Nuevas cuestan la friolera de casi dos mil euros pero seguro que en Marktplaats se encuentran por menos.

 Bakfiets de una marca pija muy de moda aquí

En una de las tiendecitas, que curiosamente era de productos españoles típicos (ya podemos comprar en Ámsterdam tortas de aceite, polvorones y jamón) tenían en el escaparate un anuncio de un apartamento a 50€ por noche y entramos a preguntar, no sea que llegue el 1º de septiembre y no hayamos encontrado piso aún. La dueña, una española que lleva aquí como 8 años, nos comentó que el apartamento estaba en Granada, así que lo descartamos porque nos pilla un poco lejos del centro; pero aprovechamos para quejarnos con una compatriota de cómo se las gastan las inmobiliarias holandesas. Por lo demás nos contó que está encantada con haberse venido a vivir aquí y nos aseguró que en invierno, si nos pasamos, tendrá muchos más productos como turrones o mazapán de Toledo (nota para mi hermano: aquí tienes otro motivo más para mudarte. ¡Elígenos!) Al parecer lo que más vende a los holandeses es jamón y aceite, mientras que los españoles residentes se pierden por el ColaCao, uno de los productos estrella.

Tras un par de horas de paseo, retomamos las bicis y en cinco minutos estábamos en la fuente del Westerpark, el Parque del Oeste, un parque enorme organizado en torno a algunos edificios industriales de ladrillo que ahora son centros de enseñanza, cafeterías y salas de exposiciones. El Westerpark tiene de todo, y una de las cosas más interesantes es una zona para niños con una fuente-piscina escalonada que a los críos les encanta. Plantamos la manta de picnic a la sombra y mi hijo salió disparado a la fuente enarbolando una pistola de agua para no volver hasta un par de horas más tarde (salvo la pausa del bocata); yo me quedé a la sombra con la niña leyendo y Alejandro iba y venía entre los dos sitios.

La pausa del bocata en el Westerpark

De repente hubo más griterío de lo normal y era porque un grupo de bomberos habían llevado un camión casi hasta la fuente y habían conectado una manguera a toda pastilla sobre una base del suelo, con lo que había un chorro de agua en plan foto neoyorquina de los cuarenta y todos los críos enloquecieron. Luego ya no hubo quien los sacara de allí, claro. Algún adulto también se atrevió a meterse y alguna bici pasó por medio. Una idea sencilla que dio diversión para rato; cuando logramos sacar al nuestro estaba tiritando pero feliz.

Juerga pasada por agua en el Westerpark

Como el otro día nos habíamos tenido que salir del museo de Ámsterdam antes de tiempo, decidimos que hoy era un buen día para acabar de verlo. Del Westerpark al museo son como diez minutos de bici por los canales del Jordaan, que cualquier sábado de agosto están llenos de gente en barquitas pasando el día tomando el sol, bebiendo vinitos o cervezas y disfrutando de las vistas. Está claro que aquí todo el que puede alquila o compra un barquito (algunos son más bien yates y otros son poco más que un cajón flotante) y le saca partido los días de sol. Aparcamos cerca del Spui y fuimos dando un paseo hasta el museo. De camino, frente a unos grandes almacenes había unos chicos regalando helados Mars como promoción, con lo cual el día de mi hijo se confirmó como uno de los más felices que se pueden tener: agua, parques, bocatas y helados que te regalan en plena calle.


En el museo nos avisaron de que quedaba como una hora para el cierre, pero cuando enseñamos nuestras flamantes Museum Kaart la de taquilla dijo que claro, con la MK sí compensaba ir a verlo por partes. Creo que con esta visita ya las hemos amortizado. Fuimos a las últimas salas, las del siglo XIX y XX, pero tampoco nos dio tiempo a verlo todo. Como aviso a posibles visitantes con críos, diré que en una de las salas hay una serie de cuadros sobre lecciones de anatomía que conviene evitar (a nosotros nos dio tiempo a esquivarlas), sobre todo por uno de ellos que muestra una autopsia a un bebé y es harto desagradable. También hay una sala dedicada al tema de la legalización de las drogas y la prostitución en el país, otra parte en la que comentan que en Holanda fue donde primero se aprobó el matrimonio homosexual (y tienen los anillos de bisutería que usaron los dos primeros contrayentes), un minidocumental sobre la muerte de Theo Van Gogh y alguna cosa más. Hay también una proyección en la que te muestran la evolución de Ámsterdam desde su fundación en el siglo XII hasta la actualidad. Además, había como exposición temporal un recorrido por la historia del comercio con Turquía, pero esa caerá en otra ocasión. En el patio exterior nos volvimos a encontrar con las letras de I amsterdam, pero en versión pequeña.

Después seguimos de paseo por el centro, que estaba de bote en bote, y fuimos hasta el Manneken Pis, donde ponen las que posiblemente sean las mejores patatas fritas de la ciudad. En Bélgica y Holanda se hacen las papas fritas como en ningún sitio. Creo que el secreto está en que las fríen por fases o algo así. Son auténticas bombas calóricas y no creo que aporten ningún tipo de beneficio nutritivo, pero están de muerte y de vez en cuando apetecen. En el Manneken te sirven tres tamaños: pequeño, mediano y Obélix, y eliges entre varias salsas, que te cobran aparte. En principio parecen caras (el tamaño mediano son 3,80 €) pero cuando ves el tamaño del cartucho que te dan, te lo piensas mejor. El tamaño Obélix (que debió de ser el nombre que en la junta de accionistas ganó en votación al alternativo pero menos comercial de Triple Bypass) es casi un kilo de papas y por tanto es casi imposible que un ser humano se lo termine sin ayuda a menos que no sea el único plato del día. Nosotros pedimos uno pequeño y uno mediano y entre los tres nos costó terminárnoslas.

Cartuchos del Manneken Pis, que ostenta el 
primer premio de los patatafriteros neerlandeses
y engordan un par de kilos sólo con mirarlas

Tras esto eran ya las seis de la tarde y hora de ir recogiendo el chiringuito, así que volvimos a las bicis y de ahí a casa a ver un rato posibles pisos (encontré dos candidatos, suponiendo que lleguen al lunes sin que los alquile nadie). Ojalá la semana que viene se resuelva este tema.

4 comentarios:

  1. Dos mil euros la bakfiets?????????? Dios que dolor!!! Oye, y has visto estas del link? serán más baratas...:

    http://csimg.koopkeus.nl/srv/NL/2900279790288/T/340x340/C/FFFFFF/url/fietskar-voor-kinderen-rood.jpg

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    1. ¡Hola Pelocha, qué velocidad!
      Las bakfiets se encuentran de 2ª mano en MP por menos de mil (pero caras igualmente). Lo que me envías es una opción muchísimo más barata que ya estuve mirando, las he visto en el Marktplaats por unos 40 euros y además son de quita y pon, así que es más versátil. Eso sí, más endeble también... pero seguramente pillaremos una que si luego me arrepiento no me habré dejado un ojo y un riñón.

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  2. Eso te iba a decir yo, aqui esta todo el día lloviendo y los noruegos que van en bici llevan un carrito de quita y pon que va todo cubierto con impermeable y tiene plaza para dos niños ( en España también las he visto, además también la puedes llevar a pulso si quieres y tienes que llevar a la peque y la compra o algo, las riedas son grandecitas y es bastante ergonñomico. aqui nuevas las he visto por unos 100 €. seguro que tiene que haber allí. suelen ser de color amarillo fluorescente y llevan una banderita arriba y ya te digo es práctico porque la puedes usar como carrito.

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    1. Ya las he encontrado, las hay de 2ª mano baratas pero creo que cuando tengamos resuelto el tema del piso pillo una de estas:
      https://www.koopgoedkoop.nl/vrije-tijd/fietsen/fietskar/fietskar-voor-kinderen-met-buggyfunctie-geel-zwart.html
      Nuevas no son tan caras y te sirven de carrito suelto o a la bici así que fenomenal.

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