domingo, 12 de agosto de 2012

Vida social

Cuando la gente nos comentaba lo duro que sería empezar en un sitio donde no conoces a nadie, la verdad es que era la parte que menos nos preocupaba. Primero, porque sí que conocemos a algunas personas por aquí - nuestros amigos "los del aeropuerto", D&K, que nos están ayudando muchísimo; mi amiga F., que vive entre Bruselas y Oslo y vimos el año pasado aquí en Ámsterdam; y un par de amigos-de-amigos o parientes-de-parientes-de-amigos como referencia en caso de emergencia.

Pero es que además la gente aquí es de lo más amistosa, tanto los propios holandeses como los expatriados. Raro es el día que no tengamos una conversación más o menos larga con alguien nuevo. Hay que decir que los niños suelen ayudar a entablar conversación: te plantas en un parque con tus hijos y en algún momento acabas hablando con otros padres, primero de los críos y de ahí a otros temas. Ayer, que era sábado, decidimos tomárnoslo con calma tras la semana de intensa búsqueda de pisos, entrevistas de trabajo y burocracia holandesa. Así que tras una breve visita a nuestros amigos D&K, que nos dieron un móvil que ellos ya no usaban para que pudiésemos tener un número de teléfono holandés, pedaleamos hasta el Beatrix Park, uno de los muchos parques de la ciudad, a comer en plan picnic y dejar que Javi soltase toda esa energía que a los críos les sobra. Aquí va una foto que sacamos el primer día que fuimos al Beatrix Park:



Al Beatrix Park ya habíamos ido unos días antes y nos había gustado mucho. Tiene una zona con columpios y un prado y sobre todo, una fuente de poca profundidad perfecta para los críos. Esto se ve mucho por aquí, fuentes públicas en las que no solo permiten que los niños se bañen, es que están pensadas para eso. En cuanto sale un mínimo rayito de sol, los holandeses sueltan a sus retoños en ropa interior, bañador o desnudos para que se "curtan" un poco con el agua gélida (siempre lo está) y el sol veraniego. Los críos se lo pasan pipa, es gratis y suelen ser zonas cercadas o más o menos cerradas para que los padres se puedan instalar en la hierba o en algún banco y dedicarse a leer el periódico o descansar. Por supuesto el otro día nuestro hijo se había quedado con la idea grabada en el cerebrillo y llevaba días pidiendo ir, así que por fin pudimos volver. Además hacía un día soleado perfecto. Llegamos, sacamos la Manta de Picnic -una de las cosas que más me alegro de haber traído-, la echamos en el prado de las ocas y garzas y soltamos a Javi un par de horas mientras yo me quedaba en la manta con la peque. Había impreso todos los papeles de mi nueva empresa y me tocaba descifrarlos con calma (parte están en inglés y parte en holandés; y hasta los de inglés cuestan un poco porque son términos legales y tecnicismos embrolladísimos).

Como curiosidad, me llamó la atención que aquí es muy corriente celebrar los cumpleaños (de verano al menos) haciendo picnics en los parques, en medio de la ciudad; algo que en España es impensable, no sé muy bien porqué, ya que tenemos mucho mejor clima y también hay parques. Supongo que lo relacionamos con cutrerío y preferimos ir a salas de cumples infantiles, pero es una pena. Cerca de donde estábamos se instaló una familia francesa o belga con una cría a la que vistieron de Princesa Disney; los padres pusieron unas burras, un par de planchas, un mantelito de hule con colorines y luego empezaron a sacar vinos, refrescos, pastelitos y globos. En un pispás habían montado un chiringuito cumpleañero en el prado y empezaron a llegar más críos con sus padres (en bici, por supuesto). En la foto siguiente podéis ver en pequeñito la esquina cumpleañera, el prado y la fuente. También hemos visto tinglados semejantes en otros parques. Desde luego, si tu hijo ha nacido en primavera o verano, es una forma genial de celebrarlo, y además barata. Si es en invierno, hay cosas como el Tun Fun, que ya comentaremos en otra ocasión. Como el del nuestro es de julio, me parece que el año que viene nos copiamos.


En la fuente, una chica oyó a Ale hablar en español con Javi y acabó charlando con él. Es una uruguaya casada con un estadounidense que lleva aquí un año y pico. Como resultó que trabaja en un banco, se ofreció a echarle un vistazo a mis papeles y acabamos charlando un poco de todo. Me ayudó bastante (sobre todo con un par de papeles de hacienda y de seguros de salud que me estaban volviendo loca) y además me informó mucho sobre la forma de trabajar de aquí. Aún no he empezado, claro, pero veremos las diferencias en menos de un mes. Ella me comentó que cuando empezó, estaba acostumbrada a que hasta que no lleves un año no puedas ni pensar en temas de vacaciones y a que las empresas tengan las jerarquías muy marcadas (por poner un par de ejemplos). Aquí, dice, los términos del contrato se aplican desde el primer día y a ella le preguntaron a la semana cuándo iba a irse de vacaciones, para cuadrar la tabla de la plantilla. Los días que tienes de vacaciones te los tienes que coger sí o sí, nada de chanchullos o cambios. Además en la mayoría de empresas se tiende a mantener a la gente a largo plazo (de esto último damos fe porque llevamos viendo a la misma gente en las mismas empresas año tras año tras año. Bueno, las ve Alejandro porque yo soy como Dory la de Nemo, cada vez que veo a alguien es la primera vez). Hay jerarquías en las empresas, por supuesto, pero el trato es muy abierto a la hora de, por ejemplo, pedir ayuda. "Se entiende que todo el mundo está para ayudar a todo el mundo, para que salga bien el trabajo conjunto", me dijo. Mucha labor de equipo. El concepto de equipo es importante aquí en Holanda. Eso ya me lo habían dicho en la entrevista, lo subrayaron mucho. "Aquí nadie va por libre, el que se cree una isla o barre sólo para su casa se queda aislado de verdad y no dura mucho", me dijeron a mí.

En general la chica estaba encantada de vivir aquí. Por supuesto echa de menos lo que todos (y esto ya me lo he encontrado varias veces, el F&F&F, Food, Friends & Family, es decir, comida, amigos y familia). Ellos dos lo tienen peor que nosotros, porque de aquí a EEUU o a Uruguay hay bastantes más horas de vuelo, claro. Van una vez al año. Y la comida... las dos hemos visto que la cesta de la compra es más barata aquí que en nuestros respectivos países, pero la calidad varía. Holanda produce carne, pescado y verdura a tutiplén -de hecho, en verdura es de las principales productoras de Europa-, pero la carne no es muy recomendable, me comentaba, porque la cría es muy artificial. Ahora empieza a mejorar porque traen carne de Argentina o Uruguay. La verdura y la fruta son baratas pero como son muy de invernadero, alguna no sabe a casi nada (a menos que no pagues un poco más y compres orgánico, algo que cada vez se hace más). El pollo, lo mismo: está bueno de sabor, pero el normal es de cría hormonada (hay muchísimos anuncios avisando de esto, los ves por todas partes) pero por un poco más tienes el de corral, que es buenísimo. El pescado... eso sí. Aquí el pescado es bueno, bonito y barato. Esto ya lo sabíamos de sobra y los que lean esto y conozcan a mi marido ya saben porqué. Así que habrá que hincharse a pescado. Aquí el mundo se divide en dos: los que pensamos que los arenques en todas sus variantes son buenísimos y los que creen que son el arma de destrucción masiva de Holanda contra el resto del mundo.

La gastronomía holandesa merece un capítulo aparte. La mayoría de extranjeros reniegan de ella o directamente declaran que no existe tal cosa. Nosotros, por el momento, no nos quejamos tanto. La comida holandesa no le llega a la suela de los zapatos a la española, claro, y en general se trata de bombas calóricas concebidas para combatir el frío y acolcharse con una capita de grasa aislante, como las focas; pero hay matices. Primero, que la cosa va cambiando, ahora hay cada vez más experimentos y evoluciones y te encuentras inventos curiosos. Luego, que a esta gente le pasa como a los británicos: ante una comida propia no demasiado interesante, no tienen ningún miedo a probar comidas ajenas y en esta ciudad puedes probar gastronomía de todo el mundo, de calidad además. Si te gusta la comida indonesia, por ejemplo, hay más y mejores sitios que en cualquier otra ciudad (como además fueron colonia...). Además, hay cada vez más afición por la comida belga, que no tiene nada que ver con la holandesa y eso ya son palabras mayores. Y además, siempre están las excepciones, como los postres, o detallitos como las kroketen o el pescado. Así que no está tan mal, digo yo. Cuando venga algún amigo o pariente, ya le pediremos que traiga un sobrecito de jamón serrano para calmar el mono, y listos.

Tras la charla con esta chica e intercambio de mails y móviles, pasamos un rato más en el parque y luego volvimos dando rodeos hasta casa. Por el camino pasamos por el Vondelpark -que estaba hasta arriba de gente disfrutando del sol-, el ajedrez gigante (un tablero que hay en una plaza, con piezas de medio metro de altura, que tiene fascinado a mi hijo) y aparcamos en el centro para ver una tienda de sellos de goma y para merendar. Lo de los sellos es porque tengo que conseguir algún negocio que me permita retomar lo de mis ex-libris; de momento haberlos haylos, pero son carísimos. Lo de la merienda fue en plan capricho, la verdad. Hay un restaurante especializado en pannekoeken (tortitas gigantes) y poffertjes (minitortitas altamente adictivas; véase foto debajo. La foto no es mía, pero es que salí sin cámara) que conocíamos del año pasado, y que a pesar de estar en el centro, está un poco escondido y hay siempre más holandeses que turistas, lo cual es buena señal. Por supuesto, los camareros y el cocinero eran los mismos del año pasado. Nos pedimos una montañita de poffertjes con stoop (un sirope de azúcar con un regusto a regaliz) y un gofre para el niño, elevamos nuestros niveles de glucosa hasta el máximo tolerable por el cuerpo humano, y luego recogimos las bicis y nos fuimos a casa, a pasar el ratito cotidiano buscando pisos por internet y leyendo información sobre las leyes locales de arrendamiento y otros temas igual de amenos y divertidos.


8 comentarios:

  1. Interesante querida sobrina, te vas a tener que dedicar a la literatura, por cierto me tienes que dar tus datos en skype para hablar y verte la cara algún día, e intentar que Marcos y Javi pueden verse y hablarse.´
    Ayer llegó Paloma con los tres niños, Marcos dice que no quiere que Javi viva ahí para
    siempre.
    Besos para todos.
    Ernesto

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    1. Te envío ahora lo de Skype, cuando quieras hablamos, sólo avísame por mail antes de conectarte para encenderlo yo también.
      Pobrecillo Marcos. Javi está un poco descolocado pero no paramos de llevarle a sitios y se mantiene entretenido.

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  2. Sirope con sabor a regaliz! Me apunto. JAJA
    Lo de los cumples en plan picnic se lleva mucho aquí también, pero con dos matices, uno solo lo suele ver con foráneos, sobretodo con la comidas latina o sobretodo India, y otra diferencia importante de 'vinito' nada, aquí no se puede consumir alcohol en parques públicos, y menos con niños.
    Pero claro por eso Ontario es Ontario. JAJA. Un abrazo

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    1. Ah, cuñao, aquí lo del alcohol no es problema. Hoy hemos hecho otro picnic, esta vez con los colegas, y estábamos en una zona infantil, con cervecitas y tinto de verano a plena luz del día. Lo mejor de ambos mundos, jejeje

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  3. A una vez le pregunté una vez a una holandesa cual era la comida típica de holanda y me dijo la comida indonesia, creo que en gastronomía son un poco desastre

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    1. Tienen sus platos propios y les gusta mucho la comida indonesia, como fue colonia se trajeron muchos platos y especias de allá. Y luego hay restaurantes de otros países, todos los que quieras; españoles por ejemplo hay muchísimos :)

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  4. Pobre Marcos!! y más con todo lo que tendría que contarle del crucero a Javi

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    1. Ya hablarán por el Skype, que a mi hijo le tiene fascinado.

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