viernes, 24 de agosto de 2012

Emoción

Ayer recordaréis que tras el estrés de visitar tres casas, tres, y que volviese a estar disponible la primera de todas (llamémosla Piso Everest, por las escaleras de entrada que algunos tendrán el placer de escalar si vienen a vernos) estábamos al borde de una apoplejía pensando en cuál sería la primera en responder porque lo más probable es que aceptásemos, por riesgo de perderla no habiéndose materializado la posiblidad de alquilar otra. Bueno, en honor a la verdad YO estaba de los nervios, los críos pasaban de todo y Alejandro confiaba en que fuese la que fuese iba a ser una buena opción porque las cuatro nos habían gustado en algo. Así que nos quedamos en casa por la mañana encomendándonos a San Chaflán, patrón de los alquileres, y esperando pacientemente a las diez, cuando los inmobiliarios holandeses se han quitado ya las legañas, se han chutado su primer café y comienzan su jornada laboral.

Como en una peli de suspense, según dieron las diez sonó el móvil. Se trataba de William, un agente en sustitución de la chica que nos enseñó el Piso Everest, para decirnos que los dueños nos habían elegido, como Ash elige a Pikachu, y que por lo tanto el piso era nuestro de verdad de la buena. Me quedé paralizada de la emoción con el teléfono en mano y el agente hasta me dijo "congratulations" como si me hubiese tocado un piso en Torrevieja en vez de tratarse de un acuerdo de alquiler con mucha pasta de por medio en fianzas y comisiones. Se lo agradecí, colgué, le comuniqué al resto de la familia que ya tenemos techo a partir del 1 de septiembre, y pasé el resto de la mañana recopilando más papeles que había que enviar. Lo del número de calzado que decía en la entrada anterior era broma, pero por poco. Ahora, mis futuros caseros saben de nosotros más que muchos de nuestros seres queridos, pero todo sea por una buena causa. Por desgracia, parece que aquí son así las cosas.

Todo esto debería tenerme bailando por las calles y cantando de viva voz pero como una es desconfiada y ha leído tanta historia de estafa y mala fe, yo no me alegro hasta que no vea la llave en mi mano, cosa que ocurrirá la semana que viene si todo sale bien. Entre tanto llamó el inglés futbolero del piso del miércoles para preguntarnos si estábamos interesados, todo un detalle por su parte y más si lo comparamos con sus colegas locales, que pasan de todo. Quedé en decirle algo más adelante (por si acaso, ya que aún estábamos con el papeleo y no nos habían confirmado el alquiler), y más adelante le envié un mail diciéndole que al final iba a ser que no. El tipo fue de lo más amable y profesional y contestó que bueno, que había sido un placer de todas maneras, y que si me interesaba aún lo del club de fútbol para Javi en el futuro, ahí tenía el link. Le di las gracias y realmente recomendaría esa inmobiliaria (Perfect Housing), cosa que no puedo decir de muchas otras.

El rubio afro de los zapatos de gamuza azul había quedado en contestarnos el mismo miércoles y ayer jueves aún no sabíamos nada de él, así que le mandé un sms para zanjar el tema pero nos da que no habíamos sido elegidos de todas maneras. Ni contestó siquiera, el tío. Y hoy viernes nos dejó un mensaje el chico del piso vacío, el marido de la doctora, pero le contesté que a pesar de que su piso era genial habíamos dado con uno más cerca del cole. Es el que más pena me dio porque era muy simpático y el piso, una monada; pero con todo, el mejor era el primero y hemos tenido la suerte de que volviese a estar disponible; de los otros no sabemos si alguno era una opción real. Con todo esto vimos bien la diferencia entre usar una agencia que va sobrada, una agencia llevada por un tío no-holandés y un alquiler de un particular sin intermediarios.

Como los blogs los puede leer cualquiera, no voy a poner la calle o dirección del piso; pero está en una zona muy céntrica (sin ser la superturística), bien comunicado, cerquita del cole, con parque y vistas. Tiene hasta un balconcito. Era el que tenía un cuarto para los niños diminuto, pero bueno, haremos vida en el salón que es grande y cómodo (si al final firmamos de verdad, claro...)

Bueno, pues ahí acaba la primera parte de la Odisea de Buscar Piso en Tulipandia. Tras pasar toda la mañana con el tema de los papeles para el contrato, estábamos molidos hasta para coger la bici, así que decidimos darnos un paseo a pie hasta el flamante Eye, el museo de cinematografía con edificio de arquitecto-estrella: fotos y detalles en otra entrada.

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