Salimos primero a ver un par de mercadillos. En una de las guías que tenemos de Ámsterdam citan el mercadillo de los domingos en Nieuwmarkt como interesante para antigüedades y trastos viejos, pero el año pasado lo vimos de pasada y no me convenció mucho. Hoy, como pillaba de paso para ir al bosque, que está al sur, paramos a echarle un vistazo. Se encuentra en la plaza de Nieuwmarkt, "el mercado nuevo", que a pesar del nombre lleva siglos ahí. En el centro de la plaza hay una torreta que tiene la última puerta que queda de la que antaño fue la muralla de la ciudad, ahora convertida en un café muy mono (que al menos no es un Starbucks).
El rastro en sí es flojito. Por la globalización o por lo que sea, encuentras las mismas chorradas que hay en la mayoría de rastros que todos hemos visto: ropa de colorines del Himalaya o de Indonesia, tallas africanas de baratillo, bisutería de plata y piedras semipreciosas, lo de siempre. El toque local lo ponen unas cuantas bicis de segunda mano, souvenirs horripilantes tipo zuecos pintados con motivos varios, y postales de la ciudad. Nada que no puedas encontrar en la calle más comercial, la Kalverstraat; así que yo no lo recomendaría habiendo zonas mucho más interesantes.
Algunos de vosotros conocéis mi vergonzosa afición a coleccionar postales horripilantes. Hace años, algunos de los amigos que salían por el mundo me enviaban los ejemplos más horteras, feos o simplemente desconcertantes de las postales que veían por ahí, y aún conservo todas metidas en una caja para asombrar a las generaciones venideras, para las que a lo mejor se habrán convertido en tesoros como pasa ahora con las porquerías de hace treinta años. Hace mucho que tengo la colección parada porque ya nadie envía postales con sellos, habiendo Facebooks y demás, pero cuando veo postales suelo seguir alucinando con la fealdad en estado puro que hay por ahí y sobre todo, me asombra que haya alguien a quien pagan por diseñar cosas así, tanto como me asombra que alguien las compre si no es un coleccionista de bodrios como yo. En algunas hasta hay nombre del autor. Ahora que vivimos en Ámsterdam veo de nuevo postales feas y con diferentes estilos a las que hay en Tenerife o Madrid, y me propongo encontrar la postal más horrenda y el objeto más funesto que estén disponibles aquí, fotografiarlos y compartirlos para vuestro pasmo y disfrute. De nada. Por ahora, calentamos motores con este ejemplo absurdo de postal que vendían en el Nieuwmarkt:
No sólo es fea, es que encima es de Londres (¿?).
Puntos extra por el atroz juego de palabras.
Llegamos a una zona de fuentes y críos y más o menos hicimos lo mismo que ayer: sestear, disfrutar de la sombra de los árboles (porque aunque os cueste creerlo hace un calor insufrible hoy) y comer en plan picnic.
Siesta a la sombra de los árboles.
Cuando salíamos pasamos junto a un canal del bosque en el que se permite el baño, con lo que estamos pensando si volver uno de estos días y atrevernos con las aguas de aquí (es un canal más limpio que los de ciudad, ojo). Hay una zona con pantalanes y había bastante gente dándose un chapuzón para combatir los treinta y pico grados que hemos alcanzado hoy.
El canal de nado del Amsterdamse Bos.
Como veis, no hay muchas novedades hoy. Mañana la cosa empieza fuerte porque vamos a visitar un piso, así que posiblemente tendré más cosas que contar que hoy.
Bueno, a pesar de las inmobiliarias estáis disfrutando. Ya verás como al final encontrais algo decente.
ResponderEliminarCuándo empiezas a trabajar?
Ah, y lo que has comentado del Cola Cao, cuando fuimos a London es lo que nos encargó nuestra amiga.
Muchos besos
Empiezo el 3, porque el 1 es sábado. Ya te contaré.
EliminarSi no recuerdo mal tu amiga ya no vive en Londres, pero si aún está allí dile que en Portobello hay una tienda de productos españoles y tienen ColaCao también :)
Lo vimos y se lo dijimos cuando estuvimos. Eso sí...a precio de oro
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