jueves, 2 de agosto de 2012

Día 1: desembarco en Tulipandia

Ya hemos llegado a Tulipandia. Voy a intentar mantener un blog contando cosillas aquí y allá, para el que quiera enterarse de lo que vamos viendo y haciendo.

Ayer día 1 de agosto salimos de casa con nocturnidad y alevosía y cogimos el primer vuelo de la mañana con Air Europa. Fue todo un poco estresante pero no por el vuelo en sí sino por las dos toneladas de maletas que arrastrábamos y porque de todas maneras yo ya llevo los nervios de serie. Por suerte habíamos pesado todo con cuidado y una vez nos libramos de los bultos la cosa fue fenomenal. No recuerdo haber viajado nunca ni con la mitad del peso y bultos que llevábamos ayer. Yo que siempre llevo trolleys enanos, iba con una maleta en la que habríamos podido meter a algún amigo voluntario para ver si en el futuro podemos ahorrar un billete. El vuelo salió en hora, los sufridos pasajeros nos quedamos todos fritos al minuto, y llegamos a Barajas a media mañana.

Lo chocante de la llegada a Barajas fue que a pesar de ser día de Operación Salida, estaba casi desierto para lo que suele ser, y eso que estábamos en la terminal de los vuelos low-cost. Hablando con las chicas de una de las tiendas nos dijeron que era muy raro y que lógicamente será cosa de la crisis, ya que otros años los primeros de julio y agosto son el infierno. Mal para la economía, pero genial para nosotros porque el siguiente vuelo salió a su hora y entre tanto ocurrió algo que yo ya creía imposible: un rato agradable en Barajas (claro que era la T2, en la T4 eso aún está por ocurrir). Eso sí, el desayuno a precio de El Bulli.

El segundo vuelo también genial. El avión era enano y al despegar dio unos tumbos espantosos con lo que se oyeron gritos angustiados y alguna maldición, pero luego ya no hubo incidentes. Muy agradable todo y hasta ocurrió otro hecho excepcional: nos regalaron una bolsita de almendras saladas, porque Javi les cayó bien. ¿Estaremos ante una era nueva en los viajes en avión, en la que vuelven a darnos comida gratis, las azafatas sonríen, los vuelos llegan a la hora y los aeropuertos funcionan?

En fin. Llegamos a Amsterdam a las cinco menos diez (diez minutos antes de la hora prevista; yo que me había puesto en lo peor aún no me lo creía), y un santo enviado por el Señor nos vino a recoger. Se trataba del marido de una amiga nuestra, al que conocemos de sólo una comida de hace dos años. Este buen hombre salió de trabajar de su ofi al sur del país y se hizo ciento y pico kilómetros para venir a recoger a dos locos, sus dos niños y sus doscientas maletas a un aeropuerto, y llevarnos al piso que tenemos para este mes de agosto. Logró con artes mágicas misteriosas que todo lo que llevábamos cupiera en su coche, y nos depositó sanos y salvos en el apartamento, al que llegamos a la vez que sonaba un trueno y empezaba uno de los diluvios normales aquí.

El piso está genial. Lo encontré hace varios meses a través de Homelidays y aunque en las fotos tenía muy buena pinta, con los apartamentos nunca se sabe hasta que no los ves en persona. Hemos estado en pisos que parecían estupendos y luego eran tirando a cutrillos, y otros que no parecían gran cosa y luego eran infinitamente mejor de lo que pensábamos. Así que cuando llegamos al barrio (una zona residencial al norte de la Estación Central, cero turistas) nos mentalizamos para encontrarnos cualquier cosa, pero se ve que estamos en racha porque el piso es una monada. Es relativamente pequeño y por supuesto no tiene ese lujo moderno que es el ascensor, pero está muy bien distribuido y hay de todo. El dueño, que se iba al día siguiente a Mallorca, es un tío simpatiquísimo que nos dio consejos varios a la hora de buscar alquiler a largo plazo. Nos enseñó el piso, comentó que tenía una niña de siete meses parecida a la nuestra, y se fue a su casa.

Como aún era temprano dio tiempo a hacer una compra en el supermercado del barrio, ordenar parte de las maletas y descubrir que los holandeses tienen canales horripilantes con el equivalente neerlandés de la Bruja Lola, pero también 5 canales de la BBC, lo cual sumado a la ausencia de Jorge Javier Vázquez en pantalla ya supone mejorar nuestra vida al venir aquí, por lo menos en el sector ocio.

Tras llamar a nuestros parientes para decirles que todo iba bien, nos fuimos a dormir y así terminó el día 1 de nuestro cambio de país.

4 comentarios:

  1. Ahh no, con mi Jorge no te metas!! pero me alegra que los vuelos y traslados hayan salido bien :-)

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  2. Qué suerte que os fueran a buscar!

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  3. Que buena idea...yo pensé en hacerlo pero entre pitos y flautas nunca he encontrado tiempo, a ver si me pongo. Suerte Belén

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  4. Petronio, "tu" Jorge es un personaje tan siniestro que acabará siendo entrañable.
    María José, no lo sabes tú bien. No sólo suerte, fue un lujo.
    Belén, te entiendo porque como lo dejes un par de días no vuelves. Ahora porque tengo más ratos muertos pero cuando empecemos a estar liados de verdad a saber cómo sigo.

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