domingo, 9 de septiembre de 2012

Semana agitada

Los que pasan a menudo por aquí habrán visto que hemos bajado la frecuencia de las entradas. Esto se debe a que como ya he empezado a currar, tengo mucho menos tiempo, pero es que además llego molida y sin mucha energía para ponerme a escribir. Se suma que encima me da un poco de apuro ponerme a hablar del trabajo, por si acaso, y es una pena porque habría unas cuantas anécdotas que poner, pero qué se le va a hacer.

Ha sido una semana intensa porque además Javi ha empezado ya con el cole y por supuesto, está también la casa, que como nos acabamos de mudar aún nos tiene de reajuste y pendientes de las chorraditas que hay que buscar y arreglar para estar cómodos: que si falta una sartén, que si no tenemos paños de cocina, que si alargador, etcétera.

El viernes, que por fin terminaba la semana, teníamos visita: venía K a cenar y a darnos una clase magistral de cocina india. Vino además una vecina suya malaya, así que fue una cena bastante improvisada y divertida. Si llego a estar menos cansada habríamos estado de cháchara hasta más tarde seguro. Ahora ya sabemos preparar samosas y un estofado de carne con fruta que estaban para chuparse los dedos. Va a ser útil preparar comida en porciones fácilmente transportables, porque tanto Javi como yo comemos fuera todos los días y aquí los coles no tienen comedor, sino que los niños se llevan la comida de casa a diario (y sí, ya he oído que en algunos lugares de España esto empieza a ser un problema porque los coles quieren cobrar a los niños que llevan el tupper de casa. Aquí es al revés, piden que lo hagas porque nadie se complica la vida con cocinas y servicios de catering).  En los coles holandeses todos los críos llevan sandwiches de queso (y si son muy atrevidos, también con jamón) y lo bajan todo con leche; en el de Javi hay mucho niño extranjero y algunos llevan comida de verdad. Javi contaba que casi todos llevaban sandwiches pero él llevó pollo empanado, otra niña llevó albóndigas o algo similar, y zumo en vez de leche).

En mi comedor he podido ver de todo con el tema de comidas, pero he confirmado que es cierto lo que cuentan todos los españoles emigrados aquí, que es que los holandeses acompañan sus comidas con leche. Y no cualquier leche... sino la temida y famosa karnemelk, que es leche no procesada y con trozos de nata flotando, como un punto intermedio entre leche y mantequilla. Cuando lo vi en directo casi me da algo: tíos vestidos de ejecutivos comiendo bocatas y bebiendo una especie de leche cortada con grumos... ajjjjj. Creo que podré adaptarme a muchas costumbres de Holanda pero esta no va a ser una de ellas.

Toda la semana habíamos hecho un listado de cosas pendientes para la casa y la primera de la lista era un sofá cama para visitas. Aprovecho para decir que mi madre será la primera en venir y por tanto los demás os habéis quedado sin el premio de una cerveza en una de las plazas populares de Ámsterdam, pero podéis venir de todas maneras, ¿eh?

El Amstel, la mañana de un día de mucho calor.

En fin, ayer sábado salimos tempranito de casa y como el día estaba precioso decidimos que al IKEA nos íbamos en bici, como tiene que ser. En el plano parece lejos pero son 25 minutos cronometrados, y vas viendo campo y edificios de oficinas alternativamente; no se hizo nada pesado. La idea era estar el tiempo justo, pero al poco de entrar se nos acercó una pareja a preguntarnos si éramos españoles, y cuando les dijimos que sí se alegraron mucho porque no conocen a demasiados (viven fuera de Ámsterdam); tienen un niño de la edad de Javi y acabamos todos en la cafetería intercambiando información y horrorizándonos juntos de cómo funcionan las inmobiliarias aquí, pero también comentando la pasada que son los parques y lo bien orientado que está todo para los críos. Son mallorquines y llevan aquí una semana más que nosotros. Al final intercambiamos móviles y mails y seguramente nos veremos de nuevo. Uno se va de su país preguntándose cómo será estar sin sus amigos y sin conocer casi a nadie y en un mes te das cuenta de que has ido a cumpleaños, fiestas, cenas/comidas/meriendas, has conocido gente en el metro y en el ferry, has hablado con vecinos y te sabes todos sus nombres y profesiones... vamos, que no es tan duro. Por supuesto ayuda tener ya una pareja de amigos en el lugar, pero no es tan complicado como parece. Y si a eso le sumas los compañeros de trabajo, en un pispás tienes vida social de nuevo.

Retomo. El IKEA es por supuesto igualito que el de allí, con los mismos productos solo que más grande y con más gente. Hay ligeros cambios en cosas como la cafetería, pero por lo demás es tal cual. Así que elegimos lo que queríamos y encargamos que lo trajesen. Aquí, como muchísimas casas son sin ascensor, el tema de que te lleven las cosas es por franjas de peso (hasta 50 Kg cuesta tanto, de 50 a 100 tanto otro...) pero luego le tienes que sumar otra tarifa por cada piso que los sufridos repartidores tengan que escalar, y ahí es cuando me alegré de no vivir en una planta demasiado alta. Lo increíble es que eran ya las 5 de la tarde cuando hicimos el pedido y la chica me preguntó si podía ser de ocho a once. "¿De ocho a once? ¿Cuándo?", dije yo. "Hoy, esta noche", contestó. Me quedé a cuadros. En el IKEA de allí (al menos el de Tenerife, no sé cómo será en otros) es prácticamente imposible que el mismo día tengas los muebles contigo, a menos que el transportista seas tú mismo, claro. Dijimos que por supuesto, pagamos, nos volvimos en bici, salimos a un paseo por el parque (donde nos encontramos a la profe de Javi porque vive también por aquí) y a la vuelta sólo tuvimos que esperar diez minutos y los tíos estaban aquí con los paquetes. Ni se inmutaron al ver nuestras escaleras -al fin y al cabo habrán visto cosas peores aquí-, subieron todo en cinco minutos y se largaron. Yo sigo asombrada, la verdad.


Hoy domingo hacía de nuevo un día de sol radiante y nos fuimos hasta el centro. Aparcamos las bicis cerca del barrio rojo y dimos una buena vuelta por la zona centro. Hace una semana no me habría apetecido nada, pero tras cinco días de estar en interior necesitaba parques y calles al aire libre, y dejamos el museo de turno para otra semana. Por una vez me encantó ver todo hasta arriba de gente. Además volvimos a ver que en cuanto salen unos rayitos de sol (hoy hacía MUCHO sol), la gente coge cualquier cosa que flote y pasan el día en los canales viendo la vida desde sus barquitos y bebiendo cerveza con los amigos. Los parques, a tope también, y las terrazas animadísimas. También ayuda que aquí haya bastante libertad de horarios para el comercio y muchas cosas abren en domingo a diferentes horas del día (muchos a cambio cierran en lunes, o el domingo abren menos horas; también es habitual que algún día de entre semana cierren más tarde que los demás. Por ejemplo, el jueves hay tiendas que abren hasta las ocho cuando los demás días cierran a las seis).

Canal cerca del Barrio Rojo

Comimos en casa y luego nos fuimos al Beatrix Park ya que nos habían invitado a nuestro primer cumpleaños en Tulipandia: el de la madre de la mejor amiga de Javi en el cole (ya sé que lleva 3 días de cole, pero los críos son así, hacen amigos a la velocidad del rayo). El cumple era en plan picnic "y que cada uno lleve alguna cosa"; la anfitriona ponía una serie de platos brasileños que estaban bastante bien, sobre todo unas croquetas gigantescas de pollo y maíz. Alejandro preparó sendas tortillas de patata y allá que nos fuimos con los críos. La cumpleañera trabaja también en una empresa multinacional así que en la fiesta-picnic había rumanos, franceses, italianos, holandeses, brasileños y alguna nacionalidad más que no nos enteramos; estuvo muy bien, la verdad. Todo el mundo había llevado mantas de picnic y ocupamos un trozo de prado en el parque, con los críos brincando por la zona y echando carreras o montando en sus bicis. En mi caso, estuve de cháchara con un holandés (¡al fin! parece que sólo conocemos gente de fuera) y me estuvo comentando cosas sobre las elecciones, que son ahora el día 12, y algunas curiosidades sobre leyes del país y sus sistemas de cultivo (por ejemplo, que Holanda es el mayor productor de tomates de Europa, pero ellos mismos reconocen que no saben a nada y que los nuestros o los italianos les dan mil vueltas). Como a todos los holandeses le asombró que nos gustasen los arenques e intentó convencernos de que la karnemelk sí que es apta para el consumo humano, pero esa es una batalla perdida, me temo.

Tras esto, volvimos a casa a pedal. En el camino de vuelta pasamos por unas cuantas zonas de terrazas y plazas con restaurantes y estaba todo animadísimo. Me encantó. Ya, ya sé que luego hace frío y anochece a las cuatro de la tarde mientras en Canarias la gente está en la playa, pero días así son los que luego recuerdas cuando estás semicongelada y el tiempo está gris. Las calles estaban a tope, cosa que no se puede decir de cualquier ciudad un domingo por la tarde (y esto va por sitios como Viena, donde los domingos son tristísimos y no se ve un alma). Llegamos a casa, aparcamos las bicis y a preparase para otra semana intensiva, en la que además parece que el tiempo va a cambiar y por fin empezará el otoño.

5 comentarios:

  1. Hola Inés...te recomiendo esta página para llevar comida en tupper http://justbento.com/

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    1. Es verdad, ya me lo habias dado hace un tiempo. Lo voy a repescar y pasarselo a Alejandro, que es el cocinillas en casa :)

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  2. Aprovechen el sol que no se sabe cuanto va a durar. Menos mal que os llevan las cosas de IKEA a domicilio que, si no, con las bicis estaríais graciosos cargando un sofá.
    La Mariajosé es la de Jaime? porque solo falta que sepa de mis amigos a través de este blog, sería divertido.
    Besitos, Javi.

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  3. Que bien Inés... reconzco que me da cierta envidia (sana por supuesto) todo lo que estais viviendo. Seguir disfrutando tanto con tantas historias nuevas...
    Respecto al tuper, aquí ayer le tiranron uno a la Espe cuando fue a la inauguración de un cole... así está el patio aquí...
    Aquí en Ikea tb son así de rápidos...
    Seguiré disfrutando de las historias que cuentas
    besos para los 4

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    1. Ya leí lo de la Espe. Al menos estaba vacío :)
      No entiendo las miserias de lo de cobrar a los padres por llevar el tupper. Tal y como está la cosa, deberían ser más comprensivos.
      Besos a vosotros 4 también.

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