Desde que pasamos por delante de camino a recoger las bicis al poco de llegar, habíamos querido ir a ver el Museo Naval, que ha sido remodelado recientemente e incluye la visita a una répica de un barco de la edad de oro de los Países Bajos (el siglo XVII); y como el último jueves antes de empezar a trabajar era el último día de diario para ir a verlo, allí nos dirigimos a echar la mañana. Estaba a muy poca distancia del apartamento en el que nos estábamos quedando antes, y nos plantamos en la entrada en un pispás a primera hora. Con las Museum Kaart (alabadas sean una y mil veces) la entrada es gratis y con esto amortizamos ampliamente las tarjetas en cuestión ese mismo día.
La fachada oeste del edificio desde el barco Ámsterdam
El museo está en un edificio de estética muy diferente a las típicas casas de Ámsterdam. Se trata de un edificio exento, cerca del Entrepotdok, que se hizo con los dineros de las navieras y con la intención de mostrar el poderío de la marina mercante holandesa; fue el edificio sede de la Marina y arsenal (en el patio central se almacenaba la artillería) durante más de tres siglos, hasta los años 70 del siglo pasado. Es de estilo neoclásico y el año pasado lo estaban limpiando, estaba media exposición nada más, y por eso no lo visitamos; algo de lo que ahora me arrepiento porque es muy recomendable, tanto si te gusta la Historia como si te tiran los temas marinos o la arquitectura. La reforma incluyó no sólo limpiarlo todo y modernizar las instalaciones, sino también cubrir el patio con una enorme cubierta de vidrio que me recordó a lo que han hecho en el British Museum, pero en menor escala.
Patio central cubierto
Para no estirarme demasiado, comentaré sólo un par de cosas que nos gustaron más. La exposición se divide en alas del edificio (ala este, ala norte...) y estas a su vez en temas, así que es fácil organizarse y verlo todo en una mañana; no es un museo pequeño de los de una hora, pero tampoco es como el naval de Greenwich que tras tres visitas aún no he logrado ver entero y me desborda un poco. Este tiene una escala muy cómoda y con niños sigue siendo ameno. Empezamos por las salas con efectos náuticos (sólo por las dos salas de mascarones y adornos de barcos, ya vale la pena), los globos terráqueos y los artefactos de navegación, que están muy bien expuestos y explicados. También nos gustó mucho la parte que se centra en el puerto de Ámsterdam (con maqueta gigante incluida, que permite ver todo el IJ hasta el mar y hacerse idea de las distancias y tamaño de la ciudad y su puerto) y la exposición temática sobre la pesca de ballenas. Aquí se han lucido porque han combinado de todo: maquetas, audiovisual, juegos interactivos, datos curiosos y sobre todo una cabeza de ballena en fibra de vidrio en la que los críos pueden meterse y mover el globo ocular o pisar la lengua acolchada.
Mascarones de proa
Zona del muelle desde el Ámsterdam, con un tubo
de plástico para que los niños "caminasen" sobre el agua
En resumen, un museo estupendo y bastante céntrico que se puede combinar con una visita al NEMO, que está muy cerca, aunque como ambos son de pago recomendaría llevar la Museum Kaart o alguno de los abonos turísticos o la cosa sale por un ojo.
Vista del Nemo desde el barco Ámsterdam
Se acabo ya el blog?
ResponderEliminarMujer, sigues viva???
ResponderEliminarViva pero currando como en mi vida... llego molida a casa y tengo más trabajo, con lo que cuando pienso en sentarme al ordenador a escribir aún más, se me viene el mundo encima. Pero prometo retomar el hilo (no creo que logre retomar el ritmo) y colgar cosas nuevas. Gracias por preguntar :)
ResponderEliminarEntiendo que no te apetezca escribir, pero, al menos, manda alguna fotito para saber que estáis vivos.
ResponderEliminarUn abrazo, Javi