miércoles, 26 de septiembre de 2012

El Museo Naval de Ámsterdam (Scheepvaardtmuseum)

Esta entrada llevaba casi un mes en estado de borrador porque no había tenido el rato (ni la energía) para cargar las fotos, y por fin ayer lo actualicé todo y aquí va. Con muchas fotos, que algunos que yo me sé dicen que no lo leen porque "es mucho texto y poca imagen".

Desde que pasamos por delante de camino a recoger las bicis al poco de llegar, habíamos querido ir a ver el Museo Naval, que ha sido remodelado recientemente e incluye la visita a una répica de un barco de la edad de oro de los Países Bajos (el siglo XVII); y como el último jueves antes de empezar a trabajar era el último día de diario para ir a verlo, allí nos dirigimos a echar la mañana. Estaba a muy poca distancia del apartamento en el que nos estábamos quedando antes, y nos plantamos en la entrada en un pispás a primera hora. Con las Museum Kaart (alabadas sean una y mil veces) la entrada es gratis y con esto amortizamos ampliamente las tarjetas en cuestión ese mismo día.

La fachada oeste del edificio desde el barco Ámsterdam

El museo está en un edificio de estética muy diferente a las típicas casas de Ámsterdam. Se trata de un edificio exento, cerca del Entrepotdok, que se hizo con los dineros de las navieras y con la intención de mostrar el poderío de la marina mercante holandesa; fue el edificio sede de la Marina y arsenal (en el patio central se almacenaba la artillería) durante más de tres siglos, hasta los años 70 del siglo pasado. Es de estilo neoclásico y el año pasado lo estaban limpiando, estaba media exposición nada más, y por eso no lo visitamos; algo de lo que ahora me arrepiento porque es muy recomendable, tanto si te gusta la Historia como si te tiran los temas marinos o la arquitectura. La reforma incluyó no sólo limpiarlo todo y modernizar las instalaciones, sino también cubrir el patio con una enorme cubierta de vidrio que me recordó a lo que han hecho en el British Museum, pero en menor escala.

Patio central cubierto

Para no estirarme demasiado, comentaré sólo un par de cosas que nos gustaron más. La exposición se divide en alas del edificio (ala este, ala norte...) y estas a su vez en temas, así que es fácil organizarse y verlo todo en una mañana; no es un museo pequeño de los de una hora, pero tampoco es como el naval de Greenwich que tras tres visitas aún no he logrado ver entero y me desborda un poco. Este tiene una escala muy cómoda y con niños sigue siendo ameno. Empezamos por las salas con efectos náuticos (sólo por las dos salas de mascarones y adornos de barcos, ya vale la pena), los globos terráqueos y los artefactos de navegación, que están muy bien expuestos y explicados. También nos gustó mucho la parte que se centra en el puerto de Ámsterdam (con maqueta gigante incluida, que permite ver todo el IJ hasta el mar y hacerse idea de las distancias y tamaño de la ciudad y su puerto) y la exposición temática sobre la pesca de ballenas. Aquí se han lucido porque han combinado de todo: maquetas, audiovisual, juegos interactivos, datos curiosos y sobre todo una cabeza de ballena en fibra de vidrio en la que los críos pueden meterse y mover el globo ocular o pisar la lengua acolchada.

Mascarones de proa

Sin embargo, lo mejor del museo está fuera, y es la reproducción del barco Ámsterdam, un indiano oriental (barco de la famosa Compañía Holandesa de las Indias Orientales). Te puedes pasear por todo el barco y han recreado cómo iban las mercancías en la bodega, cómo era el cuarto (o más bien el armario) del cirujano de a bordo, o cómo vivía el capitán. A nosotros nos encantó y ayuda a hacerte idea de cómo iba esa gente por el mundo con sus mercancías, que no es lo mismo ver una peli en la que el comedor del capitán parece una sala de baile con enormes espacios vacíos y techos altos, que ver la diminuta escala que tenían realmente para comer o dormir. Obviamente lo importante era la carga y la bodega está optimizada, mientras que en la zona de los marineros se metían doscientos tíos como sardinas en lata a hacer vida durante meses y meses. En el barco nos encontramos con un señor extremeño que visitaba el museo con una amiga holandesa, y nos comentó que le pasmaba que un país que cabría holgadamente en Extremadura hubiese tenido el control del comercio marítimo durante tanto tiempo. Intercambiamos un par de recomendaciones de comida y museos de la ciudad y nos vimos un par de veces antes de salir del museo. Lo último que visitamos fue la tienda, que está muy bien montada y decorada y por supuesto vende todo tipo de chorraditas con tema náutico; la parte de los niños está especialmente bien.

Zona del muelle desde el Ámsterdam, con un tubo
de plástico para que los niños "caminasen" sobre el agua

En resumen, un museo estupendo y bastante céntrico que se puede combinar con una visita al NEMO, que está muy cerca, aunque como ambos son de pago recomendaría llevar la Museum Kaart o alguno de los abonos turísticos o la cosa sale por un ojo.

Vista del Nemo desde el barco Ámsterdam

4 comentarios:

  1. Viva pero currando como en mi vida... llego molida a casa y tengo más trabajo, con lo que cuando pienso en sentarme al ordenador a escribir aún más, se me viene el mundo encima. Pero prometo retomar el hilo (no creo que logre retomar el ritmo) y colgar cosas nuevas. Gracias por preguntar :)

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  2. Entiendo que no te apetezca escribir, pero, al menos, manda alguna fotito para saber que estáis vivos.

    Un abrazo, Javi

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